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CON/TEXTO en OBRA

Hacia una toponimia dramatúrgica o el teatro como la palabra que se hace carne.
¿A dónde van las palabras? ¿Acaso quedan alojadas en algún lado? ¿O tal vez nos quedan, nos pertenecen? El teatro ha resuelto esto a su manera: las palabras quedan en los cuerpos
que conviven en cada función, en los cuerpos en obra. Las palabras y los cuerpos son una obra viva. En el acontecimiento teatral la palabra se hace carne. ¿Y qué sucede si la palabra teatral se queda sin escena? CON/TEXTO tipea lo ha resuelto a su manera: un libro en donde la palabra sigue latiendo, y llega a todxs lxs lectorxs, sean público o hacedorxs, espectadorxs o autorxs, un libro vivo como obra, listo para hacerse carne, para la acción. Y para ello decidimos generar “CON/TEXTO en OBRA: hacia una cartografía de dramaturgias resistentes”. Este libro es la posibilidad de dibujar un mapa de praxis escénicas que
están sostenidas en escrituras dramáticas diversas, divergentes e insumisas, un recorrido por dramaturgxs y grupos dedicados a trazar caminos alternativos. Se puede pensar a este conjunto de voces como un ejercicio dinámico, un devenir entre la desterritorialización y reterritorialización o, para decirlo de otro modo, una operación colectiva productora de un nuevo territorio, estamos frente a una perspectiva geoteatral y geohistórica, geocultural
y por qué no, geofilosófica. Este territorio-teatro es una acción, una relación que se va configurando, va estableciendo sus puntos, sus zonas, sus fronteras, sus accidentes, al mismo tiempo que va generando un movimiento, un tránsito de modalidades poéticas que se cruzan, se contaminan y se transforman. Y la escritura que busca el montaje forma parte de ese tráfico de invención territorial: un periplo que puede iniciarse en la Colonia Chuburná de Mérida, allí en la península misma de Yucatán, en la tierra Maya del Sur de México, ahí donde desarrollan su arte los miembros del Centro de Investigación Escénica El Teatrito, Amanda Quezadas Llanes y Ricardo Andrade Jardí, que nos proponen una pluma voraz, entre tierna y cáustica, para crear el universo del Gran Circo que relata el tiempo vigente y las desventuras en La fantástica fuga de Asdrúbal Huracán y Estrellita Pocaluz; y el/la cartógrafo/a lector/a puede viajar hasta un barrio de La Paz y leer la esplendorosa pieza El Guardián de las
Begonias de la dramaturga boliviana Carmencita Guillén Ortúzar que forma parte esencial del grupo Teatro Grito, marca indeleble del teatro independiente paceño y boliviano con sus trabajos sostenidos en leyendas y una fuerte impronta “callejera”; o de un salto encontrarse con el rastro de la palabra fragmentada en provocaciones de Santiago Roldós que mediante un registro farsesco en De la vulnerabilidad de algunas de nuestras pequeñas grandes
empresas, consolida su trayectoria como co-director del grupo El Muégano Teatro referente de la acción escénica ecuatoriana desde la mismísima Guayaquil; y el viaje dramatúrgico continúa creando pliegues y desemboca en las afueras de la ciudad de São Paulo en Brasil, allí se lo ve a Tiago Viudes Barboza trabajando en el centro mismo de la naturaleza de la Residencia Artística Samaúma y nos presenta su escritura insurgente en O Subversivo,
una obra profunda que interpela la falta de comprensión sobre la diversidad sexual; y el último trayecto que plantea este itinerario se instala en el poderoso y singular universo creado por Alejandro Acuña Moreno, dramaturgo argentino de las orillas del Río de la
Plata, quien atraviesa el paisaje humano con la audaz, -en forma y contenido-, Santa Clementina. De este modo nos planteamos ir hacia una nueva toponimia dramatúrgica en donde lxs autorxs aquí reunidxs van mostrando los pasos y las huellas de su trabajo
al tiempo que nombran los lugares del territorio de una escritura teatral que resiste al reduccionismo dominante.

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